En la segunda novillada de la Feria de San Isidro
El novillero Sergio Flores pagó los platos rotos de algunas tardes anteriores, en las que determinados jueces de plaza han concedido orejas un tanto baratas para lo que se acostumbra en Las Ventas de Madrid, y hoy le negaron un apéndice de ley al mexicano, que ofreció una actuación muy seria e importante con los dos ejemplares de su lote.
El encierro de Montealto no fue cosa fácil, y exigió mucho a una terna de toreros nacidos en distintos países taurinos (Francia, México y España), que se vieron obligados a sobreponerse a las complicaciones de los novillos.
Y el de Tlaxcala sorprendió a la afición madrileña con un toreo variado, de zapatillas asentadas sobre la arena, y con un magnífico concepto que pone en práctica con facilidad y una gran claridad de ideas.
La lidia de su primer novillo, un ejemplar de pelo colorado corrido en segundo lugar, fue interesante de principio a fin, pues Sergio estuvo centrado y decidido, y si bien es cierto que en determinados pasajes de la faena no consiguió templar del todo las embestidas del novillo, y hubo altibajos, nunca le tembló la mano a la hora de aguantar a pie firme las embestidas, a veces violentas, sobre todo por arriba.
A la hora de matar se fue derecho detrás de la espada y colocó una estocada contundente, que hizo rodar al novillo sin puntilla y los tendidos se cubrieron de pañuelos blancos solicitando una oreja que debió llegar a sus manos. Y cuando bien pudo haber dado la vuelta al ruedo, porque la ovación no cesaba, prefirió meterse al callejón.
Delante del quinto, un novillo feo de hechuras, volvió a estar igualmente entregado y firme en otra faena donde se pasó los pitones por la faja con valentía, mientras el público estaba atento y coreaba los muletazos convencido de que mexicano se trae lo suyo entre manos.
Un pinchazo previo a la estocada no impidió que le aplaudieran con fuerza cuando se retiró a la barrera, tras haber aprobado con nota alta este esperanzador debut en Madrid.
Los compañeros de cartel de Sergio Flores, el francés Thomas Duffau y López Simón intentaron, por sus medios y cada cual con su estilo, de estar a la altura del compromiso. Pero la desiguales embestidas de sus respectivos lotes no les permitieron brillar del todo.
Duffau hizo una faena inteligente y aseada al huidizo primero, mientras que al cuarto, que lo hirió en el tobillo derecho lo toreó con aplomo. López Simón buscó deslumbrar con dos inicios de faena de rodillas, en los medios, y sus buenas intenciones de diluyeron a la par de la sosería de su primero, y la falta de clase del sexto.
El encierro de Montealto no fue cosa fácil, y exigió mucho a una terna de toreros nacidos en distintos países taurinos (Francia, México y España), que se vieron obligados a sobreponerse a las complicaciones de los novillos.
Y el de Tlaxcala sorprendió a la afición madrileña con un toreo variado, de zapatillas asentadas sobre la arena, y con un magnífico concepto que pone en práctica con facilidad y una gran claridad de ideas.
La lidia de su primer novillo, un ejemplar de pelo colorado corrido en segundo lugar, fue interesante de principio a fin, pues Sergio estuvo centrado y decidido, y si bien es cierto que en determinados pasajes de la faena no consiguió templar del todo las embestidas del novillo, y hubo altibajos, nunca le tembló la mano a la hora de aguantar a pie firme las embestidas, a veces violentas, sobre todo por arriba.
A la hora de matar se fue derecho detrás de la espada y colocó una estocada contundente, que hizo rodar al novillo sin puntilla y los tendidos se cubrieron de pañuelos blancos solicitando una oreja que debió llegar a sus manos. Y cuando bien pudo haber dado la vuelta al ruedo, porque la ovación no cesaba, prefirió meterse al callejón.
Delante del quinto, un novillo feo de hechuras, volvió a estar igualmente entregado y firme en otra faena donde se pasó los pitones por la faja con valentía, mientras el público estaba atento y coreaba los muletazos convencido de que mexicano se trae lo suyo entre manos.
Un pinchazo previo a la estocada no impidió que le aplaudieran con fuerza cuando se retiró a la barrera, tras haber aprobado con nota alta este esperanzador debut en Madrid.
Los compañeros de cartel de Sergio Flores, el francés Thomas Duffau y López Simón intentaron, por sus medios y cada cual con su estilo, de estar a la altura del compromiso. Pero la desiguales embestidas de sus respectivos lotes no les permitieron brillar del todo.
Duffau hizo una faena inteligente y aseada al huidizo primero, mientras que al cuarto, que lo hirió en el tobillo derecho lo toreó con aplomo. López Simón buscó deslumbrar con dos inicios de faena de rodillas, en los medios, y sus buenas intenciones de diluyeron a la par de la sosería de su primero, y la falta de clase del sexto.
Ficha
Madrid, España.- Plaza de Las Ventas. Segunda novillada y decimocuarto festejo de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de entrada en tarde calurosa. Novillos de Montealto, bien presentados y muy astifinos, de juego desigual, de los que destacó el 2o. por su transmisión. Pesos: 480, 487, 522, 515, 483 y 506 kilos. Thomas Duffau (azul marino y oro): Ovación tras aviso y ovación. Sergio Flores (azul celeste y oro): Ovación tras fuerte petición y palmas. López Simón (marfil y oro): Ovación y silencio.
